jueves, 26 de noviembre de 2009

El Inca

El Sapa Inca era el supremo emperador del Tahuantinsuyo; los cronistas cuentan que también era llamado Intipchurin, es decir “hijo del Sol”. La capac cuna o lista oficial de gobernantes incas está conformada por 13 soberanos, desde la fundación del Cusco (1250) hasta la captura de Atahualpa (1532).
A decir del etnohistoriador Waldemar Espinoza, la palabra Inca proviene del puquina Enca que significa principio generador de vida o modelo original de todas las cosas. Sapan es palabra quechua que significa grande. Entonces el Sapa Inca se traduce como “el gran principio vital” de todo lo existente en el mundo. El cronista Huamán Poma de Ayala señala que también se le llamaba Capac Apu Inca, que significa “poderoso señor que origina las cosas”.

En efecto, el Sapa Inca era objeto de culto, pues oficiaba de intermediario entre el Hanan Pacha -el mundo de los dioses- y el Kay Pacha –el mundo de los hombres. Los cronistas coinciden en mencionar que conversaba y negociaba favores con los huacas o dioses del cosmos andino. De igual forma, se sabe que participaba en las principales fiestas y ritos religiosas del Cusco como el Inti Raymi en junio y el Cápac Raymi, en diciembre.
Los primeros cinco gobernantes vivieron en el Inticancha o templo del Sol, pero desde Inca Roca en adelante cada Sapa Inca se mandó construir hermosos palacios de piedras finamente talladas. Gozaba del boato, banquetes e incomparable poder. Usaba ropas muy finas bordadas de tokapus por expertas acllas, conocidas como “las doncellas del Sol”. Sus principales símbolos de autoridad eran la mascaypacha o borla imperial y el sunturpaucar o cetro emplumado. Se sentaba en un ushno o trono de oro, llevaba el cabello muy corto, usaba las tulumpis que eran discos de oro colgados en cada oreja.
Solo hablaba con nobles o personas de alto rango político y social. Y los que accedían a él debían acercarse descalzos y con una carga en la espalda, sin mirarlo de frente jamás.
Al trasladarse era llevado en andas de oro cargado solo por expertos de las etnias etnias soras, lucanas y parinacochas del actual departamento de Ayacucho.
El Sapa Inca podía tener varias esposas. Pero solo una ostentaba el rango de coya, la mujer principal. Podía elegir de coya a una de sus hermanas, pero algunos como Sinchi Roca y Pachacútec contrajeron matrimonio con hijas de reinos cercanos del Cusco por motivos de alianza política permanente. También se casaban con mujeres de las panacas o ayllus reales y con princesas de otras etnias, estableciendo relaciones de parentesco y reciprocidad con todos los reinos y señoríos anexados al Imperio.
Especialmente en la etapa imperial, el Sapa Inca ejercía un gobierno muy centralista y, según muchos cronistas, de carácter absoluto. Los suyuyuc, tocricuts y tucuy ricocs dependían directamente de sus designios. Además era el centro ordenador de las reciprocidades y director supremo de la redistribución en el mundo andino. Sobretodo controlaba la repartición de los bienes de más alto valor y prestigio: acllas o doncellas, yanaconas o siervos, ropa de lana de vicuña, maíz, coca y adornos de mullu (conchas del Ecuador) .
Cada soberano inca fundaba un ayllu real llamado panaca, el cual estaba integrado por sus descendientes, excepto su hatun auqui, heredero de la mascaypacha imperial.

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